Vertical: Miradas que se Elevan y Caminatas que Inspiran desde el Asfalto
Vertical: el sentido olvidado de la ciudad
¿Cuántas veces al caminar levantamos la vista? En la vorágine de lo cotidiano, nuestros pasos van al suelo y nuestras miradas, al celular. Pero la ciudad también se eleva. Y en esa elevación habita una verdad silenciosa: lo vertical no solo se sube, también se contempla.
Las fachadas antiguas, las escaleras de incendio, los balcones con macetas que desafían el viento… son parte de un lenguaje que hemos dejado de leer. En las caminatas urbanas de Entre el Asfalto y el Sendero, lo vertical cobra un nuevo sentido: es el eje de la columna, la rectitud del cuerpo, pero también la búsqueda de otra perspectiva. Una que no se arrastra, sino que se sostiene.
En los barrios altos de Avellaneda, o en las torres grises de la Costanera, mirar hacia arriba es un ejercicio de resistencia. Porque en cada piso hay una vida, una historia. Y en cada escalón, un esfuerzo invisible.
Caminar es también crecer. Y crecer, muchas veces, es hacerlo hacia arriba. Como los árboles que, desde la vereda, se alzan sin pedir permiso. Como el cuerpo que se endereza tras una jornada larga. Como la voluntad que insiste, cuando todo parece inclinado hacia abajo.
¿Y si hoy elegís una caminata vertical? No literal, quizás. Pero sí simbólica. Detenerte frente a un mural alto. Subir escaleras en vez de tomar el ascensor. Ver cuántas veces en una caminata podés mirar hacia el cielo sin perder el rumbo. Porque en lo vertical hay una promesa: la de no resignarse a lo plano.
El cuerpo tiene memoria de lo alto. Solo hay que ayudarlo a recordarlo.
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